Finalizadas ya las fiestas de la Inmaculada debemos proseguir nuestra marcha y preparar la venida del niño Dios. El Adviento es época de esperanza y alegría y, al igual que preparamos la casa cuando vamos a recibir a un invitado muy especial, durante los cuatro domingos que anteceden a la fiesta de Navidad, los católicos debemos preparar también nuestra alma para recibir a Cristo y celebrar con Él su presencia entre nosotros.
Este tiempo de Adviento debemos renovar el deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, el sacrificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean, renovando nuestra vida y procurando ser mejores para recibir a Jesus.
Recordamos el significado de esta bonita costumbre que podemos tener algo olvidada: la Corona de Adviento.
La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan
cuatro velas, tres son de color violeta y una rosa. El primer domingo de
adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento
encendemos una vela mas hasta llegar a la Navidad. La vela rosa
corresponde al tercer domingo y representa el gozo. Mientras se
encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la
Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y
también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de
la cena. Si no teneis velas de esos colores, no importa, podeis utilizar otros colores ya
que lo mas importante es el significado: la luz que aumenta con la
proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. Además, la corona
se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.