martes, 19 de enero de 2010

Pastoral

En Navidad nuestro corazón se llena de felicidad, de buenos deseos y de generosidad. Disfrutamos con nuestras familias y amigos de unos días en los que el anuncio de la venida al mundo de Cristo ilumina nuestras almas, y también en estas fechas nos acordamos de las personas que sufren, de quienes no han tenido suerte en la vida, de los que necesitan de nuestro apoyo y nuestro auxilio. Pero quienes necesitan ayuda la necesitan todos los días, así que hagamos que el espíritu navideño no desaparezca tras abrir el último regalo de Reyes y pongamos en práctica durante todo el año lo que nuestro sentir de cristianos nos dicta.

Aunque sólo lo celebremos una vez al año, Cristo nace todos los días, y no está mal que alguien de vez en cuando nos lo recuerde.

Una frase para la reflexión:

El mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas es imitarlas.

(Concepción Arenal)


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