En Navidad nuestro corazón se llena de felicidad, de buenos deseos y de generosidad. Disfrutamos con nuestras familias y amigos de unos días en los que el anuncio de la venida al mundo de Cristo ilumina nuestras almas, y también en estas fechas nos acordamos de las personas que sufren, de quienes no han tenido suerte en la vida, de los que necesitan de nuestro apoyo y nuestro auxilio. Pero quienes necesitan ayuda la necesitan todos los días, así que hagamos que el espíritu navideño no desaparezca tras abrir el último regalo de Reyes y pongamos en práctica durante todo el año lo que nuestro sentir de cristianos nos dicta.
Aunque sólo lo celebremos una vez al año,
Cristo nace todos los días, y no está mal que alguien de vez en cuando nos lo recuerde.
Una frase para la reflexión:
El mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas es imitarlas.
(Concepción Arenal)