jueves, 15 de enero de 2009

El milagro de cada Navidad

Al nacer permitió que el amor viniera al mundo


Eso es lo que se percibe en el ánimo de los días de preparación, en el entusiasmo de los que dan unas horas de su navidad, en la ilusión de los que llegan con sus papeles, o… por si acaso a sustituir, en el interés de los que interrumpen sus comidas para llevar a sus hijos a tiempo no vayan a pasar lista, en la alegría de los que mantienen las gélidas colas de espera, en el sentimiento de los que, aunque no participen, son capaces de percibir “el milagro” que se está produciendo.

La combinación de lo ordinario, el nacimiento de un niño, con lo extraordinario, el nacimiento de Dios, de lo mundano con lo maravilloso, provoca momentos que se traducen en las sonrisas de los que iluminan un escenario donde se produce el encuentro tan deseado en la Navidad, el encuentro con Dios.

Una vez más el espíritu evangelizador de la Congregación nos contagia, llega a muchos corazones y es, realmente, el que nos convierte en los personajes del relato sagrado para decirle a mucha gente que Dios ha nacido en nuestro cole.



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